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Moscas en la casa

  • Aug 12, 2021
  • 2 min read

¿Leíste el título cantando a lo Shakira?

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No puedo evitar ver moscas y pensar en la teoría que dice que entraron al Arca de Noé dentro del trasero de una vaca. Es decir, que se colaron, que no eran parte de los animales elegidos para repoblar el mundo. Yo no me inventé eso, la teoría salió de la cabeza de otra persona.


Reviví esa imagen de las moscas colándose en el barco que hizo Noé cuando esta semana me tocó dormir con dos volando por mi cuarto. Dormí arropada de pies a cabeza por temor a que se me fueran a meter por la boca mientras soñaba. Al tercer día de ser roommates, les dí los Buenos Días y las invité, con cortesía, a bañarse conmigo a ver si así salían del bendito cuarto. Las detesto. Haber soportado dormir con dos demuestra cuán bien voy con el proceso de autosanar las mil cosas que me atormentan.


¿Cómo entraron dos a mi cuarto? ¿Cómo entraron seis a la casa? ¿Cómo las sacamos? ¿Cómo las matamos? ¿Dónde empezamos a mirar para encontrar sus entradas secretas? Esto nos preguntamos Ramón, Camille y yo mientras escuchábamos el zumbido de sus diminutas alas. De tan insoportable, la situación pasó a ser un chiste. Ramón y Camille las trataban de matar con las toallas de la cocina. Yo ni lo intenté, no piensen que les estaba cogiendo cariño, sino que reconozco mi historial de mala puntería. Ramón mató a dos a punto de toallazos. Pero parecía como si ellas tuvieran jugadores emergentes que llegaban de la nada para reemplazar a las caídas. Mira no, que horrible.


Dos días después llegó un paquete con raquetas para exterminar insectos voladores. Ramón lo compró online. Le dije que con la frecuencia que esas diablas entran a la casa, vamos a terminar participando en las siguientes olimpiadas en algún deporte que lleve raquetas.


Al momento de terminar de escribir este desahogo, el zumbido eléctrico que confirma la muerte de las voladoras ya se me hacía normal. Ramón tenía nuestra casa despejada.


Este escrito no tiene ningún otro propósito más que hacer público que odio las moscas. Ah, y también decirles que se compren una raqueta de esas, son recargables, y de paso evitan usar el aerosol ese que huele tan mal.






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